Pataleando - El miedo a la consola

Hoy estrenamos nueva serie, "pataleando", en la que me quejaré de todas las cosas que no me gustan de Linux y su entorno. ¿Por qué? Pues porque me da la gana, que para eso es mi blog. =:P

Empezaré con algo que me saca de mis casillas: la mala costumbre de usar innecesariamente la consola para todo en tutoriales y guías para novatos que está espantando a posibles futuros usuarios.

Una de las razones por las que muchos usuarios no se animan a dar el salto a Linux es que lo ven como algo sólo para informáticos expertos. Lo asocian a pantallas de texto verde sobre negro, a lo Matrix, algo que no resulta atractivo a la "gran masa"; esto es, la gente que ve al ordenador como una herramienta de trabajo o de ocio, y que lo que quieren es que funcione y sea fácil de usar.

Lo cierto es que Linux ya no es (tan) así: tenemos entornos gráficos preciosos, interfaces gráficas muy pulidas para administrar casi cualquier aspecto de la máquina y programas que se encargan de automatizar buena parte de las tareas de sistema.

Hay algo que siempre se destaca en los textos que pretenden animar al usuario de Windows a dar el salto: el soporte de la comunidad. Pues bien, es este mismo soporte el que está perpetuando innecesariamente la idea Linux=Matrix.

Da igual qué tutorial estemos viendo, o qué solución a un problema concreto, o qué guía de introducción: siempre, siempre aparece la consola para hacerlo todo.

¿Ejemplos? Instalar un paquete, desinstalarlo, añadir un repositorio, ver el hardware instalado, copiar, mover o renombrar un archivo, cambiar permisos... ¡Hasta para crear un archivo de texto normal y corriente! ¿Es que todo esto no se puede hacer desde el entorno gráfico?

En este punto, los expertos argumentan (no sin razón) que la consola es mucho más rápida: no hay que esperar a que cargue el programa gráfico, no hay que cambiar constantemente entre ratón y teclado, no hay que buscar el icono correspondiente en pantalla...

...pero hay que memorizar los comandos, hay que aprenderse su sintaxis, hay que enfrentarse a un medio opaco en el que no vemos qué hemos cambiado al tiempo que lo hacemos...

Y claro, eso no desanima a los que nos gusta pasar horas trasteando sólo por aprender, pero espanta al usuario medio, aquel que, por ejemplo, ve una lista de usuarios y debajo unas casillas con los permisos de cada uno y sabe (más o menos) quién debe poder hacer qué, pero que se ve incapaz de escribir de corrido cosas como "chmod g-x,o-x ~/loquesea/tantomonta/montatanto.sh".

Ésa es una de las razones por las que escribo este blog. Hay muchos tutoriales sobre Linux en Internet, pero en muy pocos se utiliza Synaptics para instalar programas o añadir repositorios, o se usa PlayOnLinux para configurar Wine, o se editan archivos de texto con Gedit o Leafpad (¡he visto un tutorial para novatos donde se editaba con vi!) o se cambian permisos de archivos  directamente desde el explorador. Quiero cambiar esa concepción de que todo hay que hacerlo desde la terminal.

Y es que, como un windowsero de pro que se pasó al lado del mal que soy, sé lo que es asustarse por esa pantalla negra con un triste cursor parpadeante como única guía.

Todos queremos que Linux tenga mayor soporte (drivers, juegos, programas profesionales) y eso pasa por tener una gran base de usuarios. No tendremos esa gran base de usuarios si, intentando ayudar, los espantamos. Pongámoslo fácil: las herramientas ya existen, sólo hay que usarlas.

En próximas entradas de esta serie: "comunidades en las que se desprecia al que no sabe", "en Linux no hay juegos" y "cagüen los drivers de ATI".

Continuará...